
“Memoria, Verdad y Justicia”: La resistencia frente al negacionismo en Argentina
Organismos de derechos humanos y sectores políticos se unen para defender la memoria y rechazar el negacionismo oficial
Este 24 de marzo, Argentina vivió una jornada de masivas movilizaciones en todo el país, en conmemoración del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Como cada año, miles de personas salieron a las calles para rendir homenaje a las más de 30.000 víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar, un acontecimiento clave en la historia reciente de Argentina. Sin embargo, este año, la protesta estuvo marcada por un contexto de creciente polarización política y un debate intenso sobre la memoria histórica, el negacionismo y las políticas del presidente Javier Milei.
A pesar de la división que atraviesa al país, la marcha tuvo una característica unificadora: el llamado a mantener viva la memoria histórica y a defender la justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. La Plaza de Mayo, emblemática en estos actos de conmemoración, fue el centro de la protesta, donde organismos de derechos humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, lideraron la manifestación. En un gesto simbólico importante, estos grupos, que en los últimos años se habían movilizado de manera separada, compartieron el escenario con sindicatos y agrupaciones políticas, lanzando un mensaje común de unidad.
El acto central fue, no obstante, un espacio de fuerte crítica a las políticas del presidente Milei, cuyo gobierno ha generado polémica en torno a la interpretación de la dictadura. La movilización fue un claro rechazo a los intentos de diluir el relato sobre las atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado, y también a la desfinanciación de los sitios de memoria, como la ESMA. Los organizadores de la marcha, apoyados por grupos de izquierda como el Partido Obrero, el PTS y el Nuevo Más, denunciaron el avance del negacionismo que, según ellos, está promovido desde los sectores oficialistas.
El contexto de este 24 de marzo se vio empañado por las declaraciones del presidente Javier Milei, quien, a pocas horas de la movilización, cuestionó la cifra de 30.000 desaparecidos, sugiriendo que es un “mito” sostenido por los organismos de derechos humanos. En sus publicaciones en redes sociales, Milei propuso una “memoria completa” que también incluya a las víctimas de los grupos guerrilleros de izquierda, una posición que ha sido ampliamente criticada por las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que aseguran que este enfoque busca relativizar los crímenes de la dictadura y justificar la violencia estatal.
Carlos Pisoni, de la agrupación H.I.J.O.S., fue uno de los más vocales en rechazar las palabras de Milei, exigiendo la sanción de una ley contra el negacionismo. Por su parte, Abuelas de Plaza de Mayo se mostró indignada con la postura del presidente, acusando que su discurso no solo minimiza las atrocidades del terrorismo de Estado, sino que también equipara, injustificadamente, la violencia de los grupos guerrilleros con los crímenes de la dictadura.
Además de las reivindicaciones históricas, la movilización también estuvo marcada por la preocupación sobre el rumbo económico del país, con un rechazo explícito al posible acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que, según los manifestantes, amenaza la soberanía económica y social de Argentina. La protesta también incluyó un firme rechazo a la creciente represión de la protesta social y la criminalización de los sectores más vulnerables.
La jornada, aunque rodeada de tensiones políticas y sociales, mantuvo una consigna central que unificó a miles de ciudadanos de diversos sectores: “Nunca Más”. En la Plaza de Mayo y en las calles de otras ciudades, se reafirmó el compromiso de la sociedad argentina con la memoria histórica, la justicia y la defensa de los derechos humanos, no solo como un homenaje a las víctimas de la dictadura, sino también como una lucha activa por un futuro libre de impunidad.
Este 24 de marzo, más allá de las diferencias políticas, la memoria de las víctimas de la dictadura sigue siendo un pilar fundamental en la construcción de una sociedad más justa y democrática, y la movilización social continúa siendo un recordatorio de que la lucha por la verdad y la justicia no tiene fecha de caducidad.