Puebla

Gobierno de Puebla elimina financiamiento público al Festival de las Ideas 2025

Denuncias contra Andrés Roemer siguen afectando la imagen del festival

El Festival de las Ideas, organizado por Grupo Salinas, regresará a Puebla en 2025, pero por primera vez en casi dos décadas, no recibirá financiamiento público. Esta decisión responde al nuevo enfoque del gobierno de Alejandro Armenta, quien ha optado por no continuar financiando con recursos públicos un evento privado y elitista con antecedentes cuestionables.

Durante años, el festival, anteriormente conocido como La Ciudad de las Ideas, fue respaldado económicamente por el gobierno estatal, acumulando un gasto superior a los 409 millones de pesos del erario poblano. Sin embargo, el gobernador Armenta ha decidido cortar este subsidio, marcando un cambio en la política cultural y presupuestaria del estado.

El evento fue fundado en 2009 por el diplomático Andrés Roemer, quien enfrenta múltiples denuncias por abuso sexual y violación. Aunque su nombre fue eliminado del festival en 2022 tras las investigaciones en su contra, su legado sigue presente en el proyecto.

En los últimos años, el empresario Ricardo Salinas Pliego asumió el control del festival a través de Fundación Azteca. Sin embargo, ha utilizado el espacio no solo para promover “ideas”, sino también para impulsar su agenda política y confrontar abiertamente a autoridades federales, como ocurrió en 2024, cuando invitó a personajes de la ultraderecha internacional para atacar al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.

Aunque se promociona como un espacio de reflexión, el Festival de las Ideas es un evento privado con acceso restringido y de alto costo, al que muchos jóvenes poblanos no pueden asistir. Paradójicamente, se le ha otorgado un respaldo económico sostenido por los contribuyentes, pese a no generar beneficios tangibles para la población en general.

Con firmeza, el gobernador Alejandro Armenta ha sido el primero en cortar el millonario subsidio al evento, eliminando un gasto innecesario que históricamente ha favorecido a empresarios y figuras de élite. Su decisión marca un cambio de rumbo en la política cultural y presupuestaria de Puebla, apostando por un uso más equitativo y transparente de los recursos públicos.