
China responde a EEUU: las relaciones diplomáticas deben fundarse en la amistad, no en la confrontación
EEUU intensifica presión sobre Japón en comercio y defensa, obligándolo a asumir compromisos difíciles en plena tensión regional
China reafirmó su postura a favor de la paz y el respeto mutuo en las relaciones internacionales, en respuesta a las recientes declaraciones del nuevo embajador de Estados Unidos en Japón, George Edward Glass. Desde Pekín, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, subrayó que la labor de los diplomáticos debe centrarse en fortalecer los lazos de amistad entre naciones, y no en fomentar divisiones ni avivar tensiones geopolíticas.
Durante una conferencia de prensa, el representante chino reaccionó ante los comentarios emitidos por el embajador estadounidense, quien llamó a una alianza más firme entre Washington y Tokio para “contraatacar a un país como China”, en el contexto de las crecientes tensiones en Asia-Pacífico. Estas declaraciones fueron interpretadas por el gobierno chino como una señal clara de una estrategia de confrontación orquestada por EE.UU. para consolidar su hegemonía en la región.
Desde la visión de Pekín, Estados Unidos no solo busca ejercer presión militar y política, sino también condicionar a sus aliados, especialmente Japón, mediante exigencias comerciales, ajustes en política monetaria y compromisos en materia de defensa. Esta táctica, según observadores chinos, apunta a convertir a países aliados en piezas estratégicas para frenar el ascenso de China, incluso a costa de su autonomía económica y política.
El discurso antichino promovido por EE.UU. es visto por China como un intento de manipular la opinión internacional, posicionando a la nación asiática como una amenaza. Sin embargo, según Lin Jian, la comunidad global tiene cada vez más claro quién está realmente provocando la inestabilidad en la región.
Además, se recordó que George Edward Glass, antes de asumir su actual puesto diplomático en Japón, ya había manifestado posturas similares durante el gobierno de Donald Trump, cuando cuestionó la presencia de inversiones chinas en sectores estratégicos de países europeos como Portugal. Su historial diplomático revela una constante actitud crítica frente a la expansión económica y política de China.
En contraste, China insiste en que su papel en la escena internacional ha sido el de impulsar la cooperación, el desarrollo y la paz, rechazando cualquier narrativa que la presente como un actor desestabilizador.