
Hugo Aguilar Ortiz: el abogado mixteco que podría marcar un antes y un después en la Suprema Corte
Ha liderado consultas indígenas en proyectos como el Tren Maya y el AIFA
Con más de tres décadas dedicadas a la defensa jurídica de comunidades indígenas, Hugo Aguilar Ortiz emerge como una figura clave en la contienda por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Su perfil rompe moldes: indígena mixteco, defensor de derechos humanos y promotor de una justicia con rostro humano y libre de formalismos excluyentes.
Nacido en Villa Guadalupe Victoria, Oaxaca, en 1973, Aguilar Ortiz habla Tu’un Savi y ha hecho de sus raíces una guía para su práctica profesional. Se formó como abogado con una tesis sobre pluralismo jurídico, enfocándose en los sistemas electorales indígenas, y cursó estudios de maestría en Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Desde sus primeros años, orientó su carrera hacia las comunidades originarias. Su participación como asesor del EZLN en los diálogos de San Andrés en 1996 fue decisiva, contribuyendo con propuestas que alimentaron la reforma constitucional al artículo 2° en 2001. Estas reformas, recuerda, no surgieron de un escritorio, sino del tejido social indígena, de sus usos, costumbres y exigencias de reconocimiento.
A lo largo de su carrera, ha ocupado cargos clave: desde la Procuraduría para la Defensa del Indígena hasta la Subsecretaría de Derechos Indígenas en Oaxaca. Más recientemente, en el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), ha estado al frente de consultas para megaproyectos nacionales, como el Tren Maya, el Tren Interoceánico y el AIFA, exigiendo respeto a los procesos de diálogo con las comunidades involucradas.
Aguilar Ortiz ve en la impartición de justicia un poder transformador. Considera que el principal reto de los jueces es alinear la verdad legal con la verdad real, y que esto solo puede lograrse si las resoluciones judiciales se vinculan a las experiencias concretas de las personas y los pueblos. En sus palabras —reinterpretadas—, las sentencias deberían cerrar heridas, no abrir nuevas disputas.
Para él, la ley no puede ser aplicada de forma mecánica. Es necesario integrar a la justicia una perspectiva que considere las realidades colectivas de los pueblos indígenas y afromexicanos. Solo así, asegura, se podrá avanzar hacia un sistema judicial que realmente transforme la vida de los sectores históricamente excluidos.
Con respaldo creciente y una visión profundamente enraizada en los principios de justicia social, Hugo Aguilar Ortiz representa una posibilidad distinta para la SCJN: una Corte más sensible, inclusiva y cercana a los pueblos.